Las pruebas colectadas en el homicidio en Arocena apunta a un joven galvense

Tras el inexplicable homicidio ocurrido en Arocena a principios de esta semana los investigadores y la Justicia comienza a trabajar en la imputación del único detenido en la causa: un joven de 20 años oriundo de Gálvez que fue quien tomó el último pasaje que el remisero realizó antes de ser ejecutado.

Hay numerosos indicios que permiten a la Policía señalar al sujeto en cuestión como el autor material del episodio, no solo porque faltó una suma de dinero -no mucha- sino también porque el joven estaba golpeado (entienden que producto del vuelco del auto), también por la prueba de desmotest y por otra situación más que curiosa.

El caso se inició como un pedido de paradero, porque cuando una densa niebla reinaba en toda la región, un camionero que transitaba por un camino rural cerca del barrio «Comipini» se topó con un automóvil Chevrolet volcado. No había nadie en su interior. El chofer quedó esperando a la policía que llegó poco más tarde y montó un operativo para hallar al propietario, un hombre domiciliado en Arocena que se ganaba la vida como remisero.

Se trataba de Raúl Eduardo Ruiz, quien el próximo jueves cumplía 75 años. Luego de distintos rastrillajes, ya en horas de la mañana, su cadáver fue hallado a unos tres kilómetros del vehículo. Si bien falta conocer el resultado de la autopsia, todo indica que fue ejecutado a quemarropa, con un disparo de arma de fuego en la nuca.

El sospechoso vive en la ciudad de Gálvez, junto a su pareja. Según trascendió, durante la noche discutió con ella y se fue. Luego, abordó un coche del alquiler y se dirigió a Arocena, a la casa de su suegro.

Poco después de llegar a destino, decidió volver a su hogar. Entonces, desde el teléfono del padre de su novia habría llamado a la víctima para que lo traslade con su remís.

Los detectives presumen que, en el camino, el joven amenazó con un arma de fuego al chofer, lo hizo descender del auto y luego lo ejecutó de un tiro en la parte posterior de la cabeza. Luego, abordó el remís, pero a unas cuadras el vehículo escapó de su control y terminó volcando.

Con algunos golpes, el muchacho caminó nuevamente hasta el domicilio de su suegro y allí tomó otro coche del alquiler para ir a Gálvez, pero no se quedó mucho allá. Otra vez abordó un vehículo para regresar a Arocena. En el trayecto, al pasar frente al auto volcado, hizo detener al conductor para buscar una prenda desde el interior. «Esta gorra es mía», habría dicho. Junto al rodado todavía estaba el camionero que esperaba a la policía.

El asesinato se habría perpetrado con una carabina que fue hallada dentro del auto volcado. Ahora, se trata de determinar quién es el dueño del arma y si, por algún motivo, estaba en manos del acusado.

La fiscalía ahora aguarda el informe de la autopsia, el resultado de una entrevista para conocer el estado psicológico del sospechoso y el detalle de activación de celulares en las distintas antenas, entre otros elementos.

Con datos de El Litoral